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  • 27/06/2022

  • 27/06/2022

"Para que nuestro carisma esté suficientemente inculturado" por el Padre Vincent LECLERCQ

27 de junio 2022

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Después de un día de descanso, nos hemos reunido de nuevo esta mañana para continuar nuestros debates y reflexiones con la presentación titulada "Para que nuestro carisma esté suficientemente inculturado" del padre Vincent LECLERCQ. El Padre Vincent nos recordó que siempre es necesario redescubrir el carisma de la Asunción en la diversidad de nuestras culturas. De hecho, la formación asuncionista se basa en el carisma. Esta convicción exige que no baste con conocer el carisma, sino que lo encarnemos en nuestra vida cotidiana hasta el punto de que se convierta en una segunda naturaleza en nuestro modo de actuar, vivir y pensar. Dicho esto, como asuncionistas, debemos ser a la vez fieles y creativos: fieles al padre fundador y a la tradición y creativos en una sociedad cambiante. Además, se presentó un rápido recordatorio de los rasgos esenciales del espíritu de la Asunción: el espíritu de familia que consiste en la sencillez y la fraternidad entre hermanos, entre religiosos y laicos; la franqueza; la cercanía; la generosidad y el celo por los servicios de la Iglesia; etc.

Inmersos en una sociedad cambiante, somos conscientes de que el carisma se basa en la diversidad de culturas y generaciones. De esta realidad surge una pregunta clave: ¿Cómo restaurar y transmitir el carisma en un contexto creciente de internacionalidad e interculturalidad?

Ante esta cuestión, se evocan muchas reflexiones: para transmitir el carisma a los hermanos en formación, el formador debe mostrar una bella ejemplaridad del carisma de la Asunción vivido y testimoniado en su vida. Además, hay que destacar la calidad de la escucha, la benevolencia y la paciencia hacia los hermanos en formación. La formación sigue siendo ante todo un proceso largo, lo que responde a un principio esencial de la teología según el cual el tiempo es superior al espacio, que el Papa Francisco repite varias veces en sus discursos y textos, por ejemplo en Laudato si' (n°178) y en la exhortación apostólica Evangelii gaudium (n°222 - n°225). Del mismo modo, presentamos algunas propuestas concretas con vistas a la transmisión del carisma de la Asunción: la organización de encuentros de formadores a nivel de la Provincia; la organización de una formación sobre la interculturalidad para los hermanos; la puesta en marcha de una herramienta para intercambiar las experiencias de unos y otros; la organización de encuentros virtuales entre las comunidades internacionales para facilitar el conocimiento mutuo y el intercambio de culturas; etc.

Por la tarde, a las 15.30 horas, nos reunimos en la sala de reuniones generales para la segunda sesión. Tuvimos el honor de escuchar al Secretario General de Formación Vincent LECLERCQ en : "Las características del ministerio ordenado para los discípulos del Padre d'Alzon".

Vincent nos dijo que la espiritualidad del Padre d'Alzon en relación con el ministerio se caracteriza por la elección de ser un sacerdote para la misión. Esta experiencia le dio una visión del mundo centrada en el reino de Dios. Era un hombre de acción; no quería trabajar solo. Tuvo un apostolado animado por la predicación. Para d'Alzon había muchas formas de ser sacerdote. Se dedicó a la enseñanza, a la publicación de libros y a la pastoral juvenil. Quería que nos implicáramos en obras externas, por ejemplo, dando retiros y sesiones a favor de la misión eclesial.

D'Alzon era un hombre generoso, que se manifestaba en el tiempo que dedicaba al acompañamiento espiritual y a sus lecturas. También era generoso con sus regalos. D'Alzon lo daba todo, y a veces daba demasiado a los pobres. Su celo apostólico era notable.

La idea de la formación hoy debe tener en cuenta la dimensión de la misión. La formación está vinculada a la misión. Necesitamos contar con jóvenes que sean conscientes de que la formación inicial es limitada para iniciar la acción misionera. El objetivo de la formación es formar pastores maduros y alegres. Tenemos que evaluar nuestra capacidad de formar hermanos porque nuestras comunidades son apostólicas y nuestros apostolados son comunitarios. El ministerio está vinculado al servicio de la Iglesia. Vivamos primero la fraternidad, la unidad y la comunión en nuestras casas de formación. Después del intercambio en pequeños grupos, recordemos lo siguiente: el sacerdocio es una llamada, no un derecho. Siempre existe la misión de ser ordenado para el servicio. Tenemos que cambiar la forma de hablar y ver el sacerdocio. Subrayemos que en la Asunción, un sacerdote después de la ordenación sigue siendo un hermano entre sus hermanos.

Hermano KATEMBO KAMERA Dalmon a.a.