Unidad

El carisma de la Asunción: al servicio de la unidad en un mundo dividido Compartir con todos la experiencia de que "lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa" (Regla de Vida nº 8).

1. Según el Padre d'Alzon, el espíritu de la Asunción es un espíritu de unidad (Ecrits Spirituels, pp. 699). Los Capítulos de 2005 y 2011 reexpresaron el carisma en términos de una trilogía: hombres de fe, hombres de comunión, solidarios con los pobres. El mundo actual nos llama a profundizar en este tema de la unidad.

2. "Nuestro divino Maestro pedía que sus discípulos estuvieran unidos a su sagrada persona, unidos en la Iglesia católica, de la que eran el primer núcleo, unidos entre sí, unidos en sus trabajos apostólicos". (Ecrits Spirituels, p. 701) Esta llamada a la unidad se expresa en lo que somos, en lo que vivimos y en lo que emprendemos. La pertinencia de nuestras obras y de nuestras prioridades apostólicas puede verificarse a la luz de esta llamada: la Asunción busca servir a la unidad de acuerdo con las palabras de nuestra Regla de Vida: "Fieles a la voluntad del P. d'Alzon, nuestras comunidades están al servicio de la verdad, de la unidad y de la caridad" (Regla de Vida, 5).

3. Recordemos que la Asunción nació en un momento de gran agitación política, económica y social, que desestabilizaba tanto a las personas como a las instituciones, incluida la Iglesia. En este clima agitado, el Padre d'Alzon intuyó que el hombre necesitaba más que nunca a Dios para poder encontrar su lugar en un mundo cambiante. Hoy seguimos convencidos de ello. Ante los cambios que vivimos, no sucumbimos a la resignación porque, en la fe, sabemos que nuestro carisma -un don de Dios a la Iglesia- nos permite acompañar y servir a los hombres, especialmente a los más pobres, en su peregrinación terrenal. Estos nuevos tiempos son también una oportunidad para hacer un inventario de nuestra herencia espiritual, intelectual y apostólica y para poner en práctica nuestro carisma ante las necesidades del mundo y de la Iglesia. Estas necesidades nos obligan a ver si los modos en que estamos encarnando el carisma en nuestros esfuerzos por responder a estas llamadas son pertinentes.

Ecumenismo

Al trabajar por la unidad de los cristianos, ofrecemos nuestra energía y toda nuestra vida "para que todos sean uno" (Juan 17, 21). Compartimos la pasión de nuestros antepasados por los estudios teológicos y la labor de ecumenismo. Dirigida por el Centro San Pedro/San Andrés de Bucarest, la Misión de Oriente, nuestra misión más antigua, trata de ayudar a todo el cuerpo de la Asunción a respirar con los dos pulmones de la fe. El desarrollo del protestantismo evangélico nos invita a descubrir este fenómeno y a conocerlo mejor a través del contacto directo. No se ha extendido por todas partes sin tensión. Debe llevarnos a renovar nuestro celo misionero y nuestra oración por la unidad.

El diálogo interreligioso nos revela la opción de articular nuestra creencia en el trabajo por la unidad entre los hombres, a través del amor, en oposición al miedo al otro o a la violencia:

  • principalmente con las otras dos grandes religiones monoteístas, el judaísmo y el islam, en Occidente y en África, y en los países de nuestra Misión de Oriente (Turquía, Tierra Santa),
  • con las tradiciones budista y confuciana en Extremo Oriente (Vietnam, Corea) y con las creencias tradicionales precristianas (África, Madagascar). Este diálogo comienza en la vida cotidiana y acaba expresándose en iniciativas comunes. También requiere un compromiso con los estudios especializados.