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Fin de capítulo, nuevo comienzo
Rome
Mensaje Final de Padre Ngoa Ya Tshihemba, AA, Superior General
Hermanos, [Ustedes son la primera «versión» viva de las Actas de este Capítulo General. Son la primera «publicación autorizada» para su lectura y publicación en sus comunidades. La primera misión que les confío es la de ir a compartir esta alegría y sus descubrimientos, para que los hermanos y laicos que caminan con ustedes en alianza puedan darse cuenta de ello, incluso antes de recibir las Actas. ¿Cómo conseguir que el Capítulo que acabamos de vivir sea conocido, aplicado y vivido por los hermanos que no estuvieron en el Capítulo, si nosotros -que hemos compartido nuestros sueños, nuestras convicciones y nuestras esperanzas para el Reino- no somos capaces de asumirlos? Si no somos capaces de hacerlo, otros no creerán en un texto, por hermoso que sea. [...] Después de este Capítulo General, ¿Cómo podemos empezar de nuevo?
1. Ya lo sabes: no harás milagros. Pero un buen comienzo sería lo que algunos llaman «pequeñas fidelidades» a los fundamentos de la vida religiosa: la regularidad en la oración y la meditación, la fidelidad a los votos, el compartir los bienes, pequeñas fidelidades a la calidad de nuestra vida comunitaria y de nuestro trabajo, etc.
2. Un buen comienzo es vivir y testimoniar la esperanza del Evangelio a través de una lectura renovada del carisma que el Señor ha confiado a nuestra pequeña familia religiosa para el bien de la Iglesia y del mundo.
3. Un buen comienzo es también tomarse en serio la segunda parte de los Capítulos Provinciales. Ahora es muy importante que surjan iniciativas a nivel local en todo el organismo, para que las decisiones y orientaciones tomadas en este Capítulo se pongan realmente en práctica.
[...] Con ustedes y por ustedes, retomo las palabras del cántico que hemos entonado estos días: «Seremos Bienaventurados si la alegría de nuestros hermanos hace cantar nuestros corazones (...) Seremos Bienaventurados si nuestros corazones se abren al perdón de nuestros hermanos (...) Seremos Bienaventurados si nuestras manos están tendidas por la paz de nuestros hermanos»... Y entonces, como dice la misma canción, podremos cantar: «¡Alabado seas, Señor, por darnos la alegría de servirte! Alabado seas, Señor, por darnos hermanos a los que amar. ¡El Reino de Dios ya está con nosotros! Con estas palabras, que expresan mi deseo y mi esperanza, declaro el termino dell 34o Capítulo General. Gracias por su tiempo. (Extractos del discurso de clausura del Capítulo General)
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