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  • 05/02/2024

  • 05/02/2024

AA-NOTICIAS N.3 - ENERO 2024

No se trata de un optimismo naif

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Editorial

P. Ngoa Ya Tshihemba

Superior General de los Agustinos de la Asunción

Tras casi cuatro meses en Roma, he decidido comenzar las visitas fraternas y canónicas. He comenzado por los Países-Bajos donde he tenido la alegría de encontrar juntos a todos nuestros hermanos que están allí. Uno de ellos, el P. Leo van der Klaauw, con 93 años, tiene la costumbre de escribir una carta de Navidad a sus hermanos religiosos y a algunos amigos. Al principio del encuentro me dio una copia. Quedé profundente tocado por esta afirmacón: « Y hay un porvenir para la Asunción en los Países Bajos. » Los que conocen la realidad de la Iglesia local, y de la vida religiosa en concreto, pueden comprender por qué esta afrmación no puede dejar insensible a nadie, sobre todo porque viene de un religioso de 93 años.

Estoy redactando este editorial el día de Navidad, justo al llegar a la comunidad de Leuwen en Bélgica, tras haber celebrado la Eucaristía de la Natividad de Nuestro Señor con nuestros hermanos de la comunidad de Woluwe. Desde mi encuentro con el P. Leo van der Klaauw hasta hoy, una pregunta no cesa de volver a mi espíritu : si un religioso de 93 años aun puede levantar la cabeza y mirar el futuro con confianza, ¿yo por qué no ? He celebrado, pues, Navidad con esto en la cabeza, y de ello he hablado en mis homilías. Navidad es un tiempo para crecer en la esperanza. No se trata de un optimismo naif esperar aún, aunque de la mañana a la noche, las noticias parecen empujarnos al desaliento.

Aprender a dejarse sorprender por la misericordia y la gracia de Dios no es un cuento para dormir. ¿Cómo abandonarse y aceptar la voluntad de Dios ? Si la fe consistiese simplemente en ser razonable, es decir ajustar el porvenir a nuestras previsiones, por muy lógicas que sean, no merecería la pena lanzarse a esta aventura.

Uno de los signos que muestran que estamos en una especie de fatiga espiritual es precisamente la pérdida del sentido de la maravlla. Eso se puede deber a muchas cosas. A menudo se debe a nuestra actitud muy calculadora, que alimenta la ilusión de saber ya lo que va a pasar : en tal caso ningún centímetro se deja a la Providencia.

En la iglesia de Notre-Dame de l’Assomption, servida por nuestros hermanos de la comunidad de Woluwe, he celebrado la misa de medianoche de Navidad con más de 400 personas. Una comunidad viva, que parece determinada a proseguir su marha y a la que nuestros hermanos asuncionistas siempre están dispuestos a acompañar. Lo mismo he visto en La Haye, en los Países-Bajos, donde una nueva misión está a punto de comenzar.

Soy consciente de la situación de fragilidad que estamos atravesando y la importancia del discernimiento que se ha de hacer en todos los niveles. El deseo de caminar con los demás se está concretando. El Consejo General Plenario continúa siendo un lugar que favorece la unidad. El CGP ha sido creado justamente para « asegurar el bien del conjunto del cuerpo de la Congregación » (RC 194). Es la razón de que le corresponda estudiar los problemas de adaptación que plantea a nuestra Congregación la evolución del mundo y de la Iglesia. También debe en esta misma misión, establecer consecuentemente las necesidades de la Congregación en cuanto a la debida formación, de especializacíón en línea con la misión de la congregación, sin olvidar las nuevas fundaciones. Estoy especialmente satisfecho por el trabajo realizado en este sentido. El CGP que hemos realizado en diciembre ha manifestado claramente el deseo de consolidar lo conseguido y de continuar buscando alternativas de colaboración para la vida y la misión de nuestra Congregación.

¿Porqué no imaginar este tipo de colaboración en el dominio de la gran familia de la Asunción? Pensar la posibilidad de una colaboración semejante tampoco es optimimso naïf. Quizá no deberíamos esperar a que la realidad nos empuje a ello sin que nos hayamos preparado. En algunos países esta colaboración está ya en marcha, pero en otros todavía hay que motivarla. Nuestro Fundador, mencionando la oración de Jesús por los discípulos, subraya los diferentes niveles en que podemos practicar este nivel de unidad : « La unidad, he ahí el bien supremo que les desea, la palabra suprema de las enseñanzas de su Evangelio. Es también lo que propongo a vuestras meditaciones. Nuestro divino Maestro pedía para sus discípulos la unidad con su sagrada persona, la unidad en la Iglesia católica cuyo primer núcleo formaban, la unidad entre ellos, la unidad en sus obras apostólicas. » (ES p. 701) Sí, eso es posible. El inicio del año es siempre el momento favorable para nuevas resoluciones, he aquí una : ser optimista, pensar en lo que aún es posible.

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